La Velá trianera de Santiago y Santa Ana ha finalizado este año con un sabor agridulce para los negocios de hostelería ubicados en las proximidades de la celebración, ya que han experimentado una notable disminución en sus ventas durante esta edición.

Según expresan los representantes del sector, la alta temperatura registrada, superando los 35 grados, ha llevado a que la mayoría de los visitantes opten por acudir a la Velá y sus alrededores después del anochecer. Sin embargo, la obligación de desalojar las terrazas de veladores a las 22:30 horas, para que a las 23:00 horas todo esté recogido, no se ajusta a la realidad climática y social de la festividad.

Para el sector, resulta incoherente retirar prematuramente las terrazas de veladores en una zona con saturación acústica, mientras a pocos metros de distancia hay casetas con música hasta altas horas de la madrugada. Esta medida no solo perjudica a los profesionales del sector, sino también a los clientes que, luego de pasear por la calle Betis, desean disfrutar de una cena o consumir algo en un ambiente tranquilo y cómodo al aire libre.

Ante esta situación, se plantea la propuesta de analizar y solicitar que los horarios de las terrazas de veladores en las zonas cercanas se extiendan en futuras ediciones, de acuerdo con lo contemplado en el nuevo borrador de la ordenanza de veladores.

En última instancia, se enfatiza que la hostelería no debería ser vista como un obstáculo para la ciudad o sus festividades, sino como un elemento complementario que satisface las necesidades y preferencias de los sevillanos y visitantes que desean combinar las grandes celebraciones con la exquisita gastronomía local.

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