La plataforma ciudadana en defensa del ficus centenario de la parroquia de San Jacinto ha llevado a cabo una concentración frente al Ayuntamiento de Sevilla en respuesta a una moción aprobada recientemente por el pleno municipal. Esta moción solicitaba suspender la decisión sobre el destino del árbol durante varios meses, debido al informe del Servicio de Parques y Jardines que indicaba su «colapso final» tras una intervención de tala en 2022. La propuesta incluía la eliminación del árbol muerto y la plantación de un nuevo ejemplar.
Durante la concentración, Javier Ros, uno de los activistas de la plataforma, instó a las autoridades a reflexionar no solo sobre el ficus de San Jacinto, sino también sobre las talas masivas en otras zonas de la ciudad, como Pino Montano, debido a las obras del metro. La propuesta plenaria, promovida por Podemos-IU, contó con el apoyo de la coalición de izquierdas y del PSOE, mientras que Vox y el PP se abstuvieron.
El informe municipal sobre el ficus de San Jacinto coincide con el segundo aniversario de la tala del árbol, autorizada por el párroco y el Ayuntamiento en ese momento. El informe técnico encargado por el Consistorio alerta sobre la grave situación del árbol, que sufre de necrosis, agrietamiento y hongos, entre otros problemas.
El informe concluye que el árbol no tiene posibilidad de recuperación y recomienda su eliminación y la plantación de un nuevo ejemplar. La plataforma ciudadana en defensa del ficus aboga por agotar todas las posibilidades de recuperación y conservar el árbol como elemento de concienciación ambiental.
En agosto de 2022, la Orden de los Dominicos inició la tala del ficus, argumentando motivos de seguridad y mantenimiento. La tala fue suspendida de manera cautelar tras un recurso judicial presentado por la Asociación de la Jardinería Andaluza. Posteriormente, se llegó a un acuerdo extrajudicial y se destinaron fondos para un estudio sobre las posibilidades de supervivencia del árbol.
En septiembre de 2023, el Ayuntamiento y la Orden de Predicadores alcanzaron un acuerdo para garantizar la conservación del ficus y ceder el uso del jardín de entrada de la iglesia como espacio público. Este acuerdo incluyó el desistimiento de la decisión municipal de financiar el estudio científico sobre el árbol.