El pasado domingo, diversas organizaciones sociales como A Contramano, Ecologistas en Acción, Red Sevilla por el Clima y Sevillassemueve convocaron una manifestación en bicicleta en Sevilla en rechazo a la reducción del carril bici en la calle Luis de Morales debido a las obras de ampliación del tranvía. Esta medida ha llevado a que se reduzca un carril bici bidireccional de 2,50 metros de ancho a uno más estrecho, compartiendo espacio en algunos tramos con peatones y zonas destinadas a la hostelería.

Según estas entidades, la última propuesta del Ayuntamiento refleja su intención de priorizar el tráfico motorizado, a pesar de que el proyecto de ampliación del tranvía tenía como objetivo mejorar la calidad del aire y el entorno residencial y comercial. La decisión de realizar estas obras ha generado controversia, ya que se ha afectado el espacio destinado a peatones, residentes, hosteleros y ciclistas, obligándolos a compartir un espacio reducido que podría generar fricciones y desaprovechar la oportunidad de humanizar la zona.

Las organizaciones recuerdan que, tras un intento inicial de eliminar por completo el carril bici de Luis de Morales y desviarlo hacia otras calles, las reuniones con el Ayuntamiento han evidenciado una falta de coordinación entre las delegaciones responsables de Urbanismo y Movilidad. Ante esta situación, se han improvisado tramos de aceras pintadas, chinchetas y señalización variopinta que complican la prioridad entre peatones y ciclistas.

Además, se han eliminado facilidades de circulación como rebajes de bordillos en cruces de calles y diseño rectilíneo, sustituyéndolos por obstáculos como bordillos sin rebajar, paradas de autobús y grupos de contenedores. Por todo esto, las entidades ciudadanas exigen coherencia en las decisiones tomadas, ya que una obra financiada con fondos europeos para reducir emisiones de gases de invernadero no debería aumentar el tráfico motorizado al eliminar el carril bici.

En este sentido, la propuesta de una acera compartida entre peatones y ciclistas podría desencadenar problemas ya conocidos en otras partes de la ciudad. La reducción de carriles para el tráfico motorizado, anunciada como un «cuello de botella», no se justifica en comparación con otras calles y avenidas, y va en contra de la idea de una ciudad más amigable para todos sus ciudadanos.

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