Durante el juicio con jurado popular que celebra la Audiencia de Sevilla contra un teniente de la Guardia Civil acusado de presuntos delitos de revelación de secretos, cohecho, tráfico de drogas y hurto, un agente del departamento de Asuntos Internos encargado de su seguimiento ha manifestado que el inculpado veía como «un pelotazo» su «descabellado» plan de robar junto a sus supuestos compinches fardos de hachís acopiados en la Comandancia de Montequinto, operación en la que todos ellos fueron finalmente detenidos.
El responsable de la unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil ha explicado que las pesquisas desplegadas en torno al teniente Raúl P.M., de la unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Sevilla, comenzaron después de que un «compañero» de dicho efectivo alertase de sus «comportamientos extraños».
Asuntos Internos comprobó cómo el 4 de marzo de 2019, este teniente consultó en los archivos policiales la información correspondiente a un narcotraficante que caería en mayo de ese año junto con unos 1.100 kilos de cocaína. En ese momento, a él y a su equipo ya les llamó la atención dicha consulta porque en el área de Seguridad Ciudadana, este agente no tenía «misiones» que le condujesen a una figura para la cual la Guardia Civil ya cuenta con una unidad especializada.
Posteriormente, y una vez abierta una «pieza separada» por parte del Juzgado Central de Instrucción número cuatro, que indagaba al citado narcotraficante, fue acordado introducir en el asunto un «agente encubierto», un mando de la Guardia Civil que según Raúl P.M. era su «amigo y referente» profesional, culpándole a él de ser un «corrupto» que le condujo por «derroteros» por los cuales afronta una petición de 14 años y 14 meses de cárcel por parte de la Fiscalía.
El agente encubierto comenzó a grabar sus conversaciones con Raúl P.M., cuyos dos teléfonos móviles fueron además intervenidos, según este responsable de Asuntos Internos, que ha destacado que el acusado contaba con un terminal sujeto a medidas «excepcionales» de seguridad cuyo uso está asociado a las organizaciones criminales.
Según la Fiscalía, el acusado proporcionaba a miembros de los grupos criminales del narcotráfico información cosechada de las bases de datos policiales de personas y vehículos relacionados con operaciones de tráfico de drogas, a cambio de dinero.
El acusado proporcionaba a miembros de los grupos criminales del narcotráfico información cosechada de las bases de datos policiales de personas y vehículos relacionados con operaciones de tráfico de drogas, a cambio de dinero. Para ello, se servía del segundo acusado, quien «tenía contacto directo con las personas que se dedicaban al tráfico de drogas y era el intermediario», captando además al que resultaría ser el agente encubierto, para que «colaborara con él» cosechando información sobre investigaciones de narcotráfico a la que podía acceder por ser miembro de la Policía Judicial.
El agente de Asuntos Internos ha narrado cómo su equipo comprobó que Raúl P.M. entregó al agente encubierto partidas de 6.000 euros, 2.000 euros, 700 euros y 2.000 euros más, por sus «gestiones» a la hora de obtener información y para que continuase trabajando para él.
Si bien el acusado ha asegurado que sólo entregó a dicho agente 6.000 euros a modo de «préstamo» y 700 euros para que arreglase su coche particular, este responsable de Asuntos Internos ha insistido en que el dinero entregado al efectivo de la Policía Judicial fue por la información proporcionada, mientras Raúl P.M. recibía de su lado ingresos por trasladar dicha información a miembros del narcotráfico.
El acusado ha mostrado un «afán» por «conseguir dinero como fuese» y un especial interés por «llevarse mercancía», haciendo referencia a la apropiación de partidas de droga, como en el caso de la operación en la Comandancia de Montequinto, donde él y sus supuestos cómplices se hicieron con 29 fardos de hachís que cargaron en una furgoneta a bordo de la cual iban los dos restantes inculpados, dejando en su lugar sólo 16 fardos de sustitución.
Finalmente, los dos presuntos colaboradores del teniente fueron detenidos al intentar salir de la comandancia a bordo de la furgoneta que cargaba los fardos, mientras Raúl M.P. era arrestado cuando se dirigía en un vehículo oficial hacia la finca de uno de los dos citados y presuntos colaboradores, donde según el plan iba a ser depositada la droga robada.